En un giro diplomático inesperado, el presidente Donald Trump mantuvo la semana pasada una conversación telefónica con el líder venezolano Nicolás Maduro, según reveló The New York Times. La llamada, en la que participó el secretario de Estado Marco Rubio, incluyó discusiones sobre un posible encuentro bilateral en Estados Unidos, a pesar de la retórica belicosa de Washington y la creciente presencia militar en el Caribe. Esta designación de Maduro como cabecilla del “Cártel de los Soles”, considerado por EE.UU. una organización terrorista extranjera, entró en vigor días después, intensificando las sanciones y amenazas de acción militar.
A pesar de la presión económica y militar —incluyendo operaciones antinarcóticos que han resultado en decenas de muertes—, el diálogo sugiere que Trump podría estar explorando “salidas negociadas” para evitar una confrontación directa. Fuentes cercanas indican que la administración busca el retiro de Maduro del poder, pero prefiere vías diplomáticas para mitigar riesgos de inestabilidad regional o intervención armada. Por su parte, The Washington Post reporta que Turquía emerge como el destino más probable para un eventual exilio de Maduro, gracias a sus lazos estrechos con el presidente Recep Tayyip Erdogan, quien lo felicitó tras las controvertidas elecciones de 2024 y una relación comercial dinámica.
Expertos en Washington ven en Ankara una opción “posible” para ambas partes. Ofrece a Maduro seguridad, protección política y no extradición a EE.UU., mientras permite a Trump una victoria sin escalada militar.
