Fátima, con el fin de despojarlo de sus pertenencias (incluyendo 10,000 pesos en efectivo, un reloj y un teléfono), le administró clonazepam, un sedante, disuelto en su bebida, lo que provocó que perdiera el conocimiento. Una vez sedado, Fátima lo llevó al departamento de su cómplice Brandon Jonathan “N”, ubicado en la unidad habitacional Morelos. Al despertar parcialmente, el sacerdote fue atado con cables a una cama.
Brandon lo cubrió con una cobija para amortiguar los sonidos, lo golpeó repetidamente en la cabeza con un bate de béisbol y, al oír quejas, lo arrastró al baño, subió el volumen de la música y continuó la golpiza hasta causarle la muerte por trauma craneoencefálico. Fátima y Brandon fueron detenidos el 17 de noviembre. En su declaración ministerial, Fátima confesó los detalles del plan. Ese mismo día, un juez los vinculó a proceso por homicidio calificado y desaparición forzada, con un plazo de tres meses para la investigación complementaria.