Uno de los datos que la ciudadanía tiene presente, tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, es que días antes de que le quitaran la vida había difundido mensajes en los que pedía ayuda a la presidenta Claudia Sheinbaum y al Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch para que les brindaran apoyo para combatir al crimen organizado. Pero la ayuda nunca llegó como debió haber sido. Otro de los datos que los ciudadanos tienen en mente es que el alcalde de Uruapan señalaba que el gobernador del estado de Michoacán podría estar brindando ayuda y protección para operar a los cárteles de la droga.
Por lo mismo, cuando el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla llegó a la sala funeraria San José, en Uruapan, donde estaba el cuerpo del alcalde, fue abucheado y obligado a salir. La mayoría de los que estaban presentes en la funeraria le gritaban «¡fuera, fuera!, ¡asesino!, ¡inútil!, ¡justicia, justicia!» Tras lo sucedido, el gobernador tuvo que dejar la sala funeraria custodiado por sus escoltas.
Como dato extraoficial señalan que cuando el gobernador se acercó a la familia del alcalde para darles su más sentido pésame le dijeron que se marchara. Los ciudadanos saben que detrás de la muerte de Carlos Manzo Rodríguez, hay intereses políticos que podrían implicar a figuras públicas del propio estado. A pesar de que los ciudadanos en Uruapan han acordado marchas para exigir justicia la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum es indiferente y muy poco empática.
