Hace unos días la alcaldesa electa, impuesta en Poza Rica por Morena, Adanely Rodríguez, llegó en una camioneta de lujo para ver a los pobres damnificados por la inundación en Poza Rica. Se le veía muy cómoda, como reina de carnaval, saludando con ese movimiento de mano con que se saluda a los plebeyos. Las personas que la vieron, personas que lo habían perdido todo, le gritaron: “Bájate al lodo”.
Después en redes sociales avisaron a los activistas de Poza Rica que ni se les ocurriera entregar víveres motu proprio, que quien debía entregar esos víveres a los damnificados era Adanely Rodríguez, alcaldesa electa de Morena; obvio, no deberá faltar la foto en donde Adanely aparezca con rostro compungido entregando su kilo de frijoles, su lata de sardinas o su botellita de agua.
Por supuesto, cuando por ahí le sobre un tiempecito a la alcaldesa impuesta por Morena, hay que aprovechar para tomarse una selfie, toda ella en buchona, teniendo detrás de ella el desastre. Adanely Rodríguez es una muestra clara de que la frivolidad está por encima de la desgracia, de que la vanidad supera la empatía, de que la miseria humana está por encima de la compasión. Así actúan los políticos que no merecen tener a cargo el bienestar de una población entera.
