La cabeza de Julio Armando Torres, un empresario de 30 años originario de Tecamachalco y dueño de la compañía Cartotec, dedicada a la producción de cartón, fue abandonada en el parque central de Acatzingo, Puebla, acompañada de un narcomensaje que advertía sobre el incumplimiento de “cuotas” a grupos delictivos. Torres había sido reportado como desaparecido desde el 23 de septiembre y su secuestro culminó en una decapitación que las autoridades clasifican como ajuste de cuentas entre bandas criminales.
El resto de su cuerpo no ha sido localizado, y el caso se enmarca en la violencia del “Triángulo Rojo”, poblano, zona propensa a delitos como robo de combustible, narcotráfico y extorsión. Torres, pese a su perfil como hombre de negocios exitoso, tenía antecedentes penales que lo vinculan directamente con actividades ilícitas. En febrero de 2021, fue detenido por la Policía Estatal en la carretera federal Puebla-Orizaba junto a su pareja, Guadalupe Saharait M. (alias “La Sara”), con 93 dosis de cristal y 50 mil pesos en efectivo, presuntamente de origen ilícito; intentaron sobornar a los agentes para evitar el arresto.
Las autoridades lo relacionaron entonces con narcomenudeo, robo a transporte de carga y robo de vehículos en la región de Tecamachalco-Acatzingo. El secretario de Seguridad Pública de Puebla, Francisco Sánchez González, confirmó que el homicidio responde a disputas entre grupos delictivos, y la Fiscalía General del Estado (FGE) investiga su “doble vida” y posibles nexos con el crimen organizado.