Se guarda Adán Augusto López, senador de Morena, el derecho de guardar silencio sobre de dónde podría venir el “fuego amigo” que lo tiene contra las cuerdas. Pero no se requiere de mucha inteligencia ni de mucha imaginación para darnos cuenta que los datos del SAT, las notas en varios medios oficialistas como La Jornada o la andanada de cuentas en redes sociales que lo vinculan con el crimen organizado y con enriquecimiento ilícito. Una muestra clara de esto fue la visita de Rosa Icela Rodríguez al Senado de la República.
El periódico El Universal anota en su Bajo Reserva: «Nos cuentan que quien se quedó con las ganas de beso y apapacho en público fue el coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López. Al final de la comparecencia en la Cámara Alta de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, ya en el clásico besamanos, la funcionaria se despidió de legisladores de todos los colores, pero cuando el exgobernador de Tabasco y exsecretario del mismo despacho que ella ocupa ahora se acercó para hablar con ella, doña Rosa Icela se protegió con un escaño de por medio y aunque él alcanzó a tomarle la mano ella echó la cabeza para atrás cuando intentó darle un beso.
El beso del diablo Adán, dijeron algunos morenistas. ¿Será que vio el tridente de barredora, huachicol y cuentas poco claras ante el SAT?»
