En la actualidad, el donar el órgano de una persona que ha fallecido por una enfermedad terminal o irreversible es un tema del que aún surgen cuestionamientos en contra. Un cierto número de familias que pierden a un ser querido por una enfermedad terminal creen que el donar un órgano es como profanar el cuerpo del ser amado. Ante esta forma de pensar deciden negarse a la propuesta de la donación de un órgano. Sin embargo, hay familias que acceden a la propuesta.
Tal es el caso de la familia de Dulce Esmeralda, una niña de 13 años originaria de Tijuana, México, decidió donar sus órganos tras su fallecimiento por muerte encefálica, permitiendo así salvar la vida de cinco pacientes pediátricos en situación crítica. El incidente ocurrió a finales de septiembre de 2025, cuando la menor fue declarada con muerte cerebral en el Hospital General de Tijuana, según reportes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
Los órganos donados incluyen hígado, riñones y posiblemente tejidos adicionales. Los órganos fueron trasladados de urgencia a centros de alta especialidad en la Ciudad de México, como el Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, y el Hospital General “La Raza”, donde beneficiaron directamente a niños en lista de espera para trasplantes. La decisión de la familia de Dulce Esmeralda les da esperanzas a otras familias que esperaban una oportunidad de esta magnitud.
