La Marina en México era como la virgen de Guadalupe. ¡Ay de aquel que se atreviera a hablar mal de ella porque se le consideraba un blasfemo! En los círculos políticos se decía que la Marina era incorruptible, que no había manera de involucrar a un marino en actos de corrupción porque su entrenamiento, su disciplina, los obligaban a la honradez. Sin embargo, conforme pasan los días y se descubre a más cómplices del caso de huachicol fiscal y del trasiego de combustible robado, más nos damos cuenta de que a los marinos le llegaron a su precio. Un exsecretario de Marina está en entredicho; un exsecretario de Marina xalapeño, Rafael Ojeda Durán. Sus dos sobrinos, Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna fueron los cabecillas de una red criminal que estafó al fisco por miles de millones de pesos, además de que nutrió miles de gasolinerías en el país con combustible robado.
Ya no se puede confiar en la Marina. Por ello, porque no se puede ya confiar en la Marina, estaría bien que en Xalapa se reconsiderara la decisión de tener en los mandos policiacos a integrantes de la Marina. Los marinos, dicen algunos miembros de la policía municipal, están en sus cargos de mando sólo por el sueldo, un sueldo que duplica lo que la Secretaría de Marina les retribuye. «Pero en realidad -señalan- las cosas no han cambiado».
Si tener a la policía al mando de los marinos no ha significado una gran diferencia, ¿para qué seguir con ellos, para qué mantenerlos en cargos donde deberían haber hecho la gran diferencia, pero como dicen algunos policías, «las cosas no han cambiado»? ¿Las cosas no han cambiado? Al parecer han empeorado. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, en cuanto a percepción de inseguridad Xalapa pasó de un 59.7 % en marzo a 64.4 % en junio. Los marinos harían la diferencia, señalaban las autoridades. Sí, una diferencia para mal.
