Jesamel Rodríguez Zazueta, una maestra de primaria de 39 años, falleció al quedar atrapada en un fuego cruzado durante un ataque armado en la carretera que conecta Altata con Nuevo Altata, en el municipio de Navolato, Sinaloa. La familia viajaba en un automóvil particular rumbo a una tienda de autoservicio o a la playa, acompañada de su esposo y sus dos hijas pequeñas (de 3 años y 2 meses), cuando un grupo de sujetos armados abrió fuego contra su vehículo, posiblemente en medio de un enfrentamiento entre células delictivas. La maestra recibió un impacto de bala en la cabeza y murió de manera instantánea en el asiento del copiloto, mientras que su esposo e hijas resultaron ilesos.
Este incidente se enmarca en una jornada violenta en la zona turística de Altata, que incluyó ataques a balazos contra la fachada de la sindicatura local, el incendio del Hotel Gran Altata y una agresión a la caseta de acceso al fraccionamiento Isla Cortés, dejando al menos seis heridos adicionales en la región.
El saldo preliminar de la violencia en Sinaloa ese día superó los 11 muertos y varios heridos en Navolato, Culiacán y otras localidades, reflejando la escalada de confrontaciones entre grupos armados en el estado. Y mientras todo esto sigue ocurriendo en el estado de Sinaloa el gobernador Rubén Rocha Moya se mantiene firme en los discursos inútiles que emite sobre que la seguridad está mejorando.
