Edgar Hernández* / Rápido, muy rápido se le terminó la luna de miel.
A la vuelta de 10 meses de gobierno por segundo mes consecutivo la gobernadora Rocío Nahle se encuentra a nivel nacional, en el último lugar de aceptación ciudadana.
Pareciera, sin embargo, que poco importa.
Arrastra la herencia del atarantado quien durante su mandato se ubicó, en recia lucha, en no perder el repudio popular al oscilar entre los últimos cinco lugares.
Y no pasó nada.
Para la actual no ha sido peor a pesar de mantenerse inamovible en el último de aprobación ciudadana ya que presumimos se parte de la lógica chaira del medio vaso lleno en donde el último lugar en aceptación ciudadana se interpreta como el equivalente al primer lugar visto de abajo para arriba.
Y es que vivimos en el mundo del no pasa nada.
Poco importa si gusta o no como se gobierna – ¿No se acusó -y sigue acusando- a López Obrador de ratería y media, así como de estar aliado al crimen organizado sin que nada sucediera? ¿No fue Cuitláhuac el peor gobernador en la historia de Veracruz y nadie chistó?
Con que ante el jefe, en este caso jefa, del cual eres súbdito y fiel amiga –“Señora Presidenta: vengase a dar otro primer informe de su gobierno a Veracruz, no importa que ya lo haya hecho en Palacio Nacional, aquí le llenamos un estadio y después la llevamos a unos camaroncitos”- estes bien que el mundo ruede y siga rodando.
Que si 8 millones 300 mil veracruzanos te repudian ¡que importa! Que si en la última elección tu partido perdió casi un millón de votos… ¡Que importa! Que si ya te ligaron con la criminalidad o confundes una ejecución con un infarto o te mueves en 10 Suburban de manera ostentoso ante un pueblo miserable y haces gala del derroche y dispendio ¡Que importa!
¿No el éxito del atarantado se fincó en entregarle a López Obrador la mayor tajada del presupuesto destinado a la salud, así como partidas enteras que debieron ser para la educación y seguridad pública a fin de que fuera considerado el más honesto y hasta el bendito del señor, “el mejor gobernador que ha tenido Veracruz”, según el Peje?
No hay, por tanto, temor alguno, ni de qué preocuparse de estar en el último lugar, ni acudir a la máxima de que los anteriores fueron peores.
No hay pex de cara a un pueblo adormilado que a estas alturas le importa un verdadero rábano el ¡Ya nos robaron y nos volverán a robar!
Vivimos en el hipnotismo colectivo.
Así le sucedió desde hace más de seis décadas a Cuba y hace más de dos a Venezuela y Nicaragua y ni cómo despertar.
Ora si que, ¡Ya ni llorar es bueno!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
