El atacante, identificado como Robin Westman, de 23 años y residente en los suburbios de Minneapolis, actuó solo y se suicidó con un disparo autoinfligido en la parte trasera de la iglesia tras el incidente. Westman, quien aparentemente se había cambiado el nombre y tenía un historial de estudiante en la misma escuela (graduado en 2017), se acercó al exterior del edificio armado con un rifle, una escopeta y una pistola, todas adquiridas legalmente de manera reciente.
Disparó docenas de rondas a través de las ventanas de la iglesia, apuntando directamente hacia los niños que participaban en la misa de la primera semana de clases escolares. La policía encontró un manifiesto y videos en YouTube (ya eliminados) atribuidos a Westman, que incluían pensamientos suicidas, referencias a tiroteos masivos previos y posibles agravios políticos, aunque el motivo exacto aún se investiga.

