El 11 de marzo de 2024 Latinus publicó una investigación sobre “El Clan”, una presunta red de tráfico de influencias liderada por Andy y Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijos del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador. Según el reportaje, esta red, junto con Amílcar Olán, amigo cercano de los hermanos, y sus primos Pedro y Osterlen Salazar Beltrán, sobornó a un laboratorio para evitar pruebas de calidad al balasto (piedra bajo las vías) del Tren Maya. En audios obtenidos, Pedro Salazar Beltrán se burla de la corrupción, diciendo: «Al laboratorio hay que pasarle su mochada cada tres mil metros cúbicos para que autoricen. Para que autoricen y ya a la verga. Cada tres mil metros cúbicos ellos hacen un análisis del material para ver cómo está llegando».
En una parte del audio presentado se escucha a Amilcar Olán decir con descarado cinismo: «Ya cuando se descarrile el tren (Maya), ya va a ser otro pedo», aludiendo al riesgo de descarrilamiento por materiales deficientes. La investigación señala que Amílcar Olán recibió contratos millonarios, ordenados desde Palacio Nacional, para suministrar este material, poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros.
Pues finalmente, como si Amílcar Olán hubiera sido un profeta, la tarde de este martes 19 de agosto el Tren Maya se descarriló en la estación Izamal en Yucatán. Afortunadamente el tren no transitaba en un tramo de alta velocidad, sino que se encontraba cerca de la estación Izamal y por ello no hubo víctimas que lamentar. ¿Se imagina usted que el descarrilamiento hubiera ocurrido a 120 kilómetros por hora, que es la velocidad promedio a la que transita este tren? Entonces, como diría Amílcar Olán, eso ya sería «otro pedo».