Las cartas de la familia de López Obrador gozan de una torpeza que sólo puede ser entendible en personas con un coeficiente intelectual muy deficiente. Ya Andy López Beltrán dio muestra de esa dislexia epistolar cuando envió una carta para explicar su estadía en Japón, que ahora sabemos costó más de 177 mil pesos, sólo hotel y servicios de hotel. Ahora la señora Beatriz Gutiérrez Müller, a la que quisieron vender como escritora, muestra también cómo el cerebro se le desconecta cuando escribe una carta, por lo cual las vísceras tienen que tomar el control.
Ante la información de periódicos españoles que acusan que la señora ya se nacionalizó española y sobre su próxima residencia en Madrid, en un suburbio exclusivo llamado “La Moraleja”, donde viven los más ricos de Madrid, Gutiérrez Müller declaró que todo es complot de la derecha fanatizada que quiere vengarse de ese lindo señor nacido en Macuspana, Tabasco. Para la esposa de López Obrador los ataques en su contra se deben a que su marido colocó a los pobres de México en el umbral del paraíso.
La pseudoescritora señala que ella «no se ha ido a vivir allá ni a ningún otro lado». Obviamente, no se ha ido a vivir “allá”, pero la residencia ya la tiene preparada. Remata la señora Gutiérrez Müller que «en México ya no roban ni mandan los que se sentían amos y señores de la nación»; esos ya no señora, pero ahora son otros, los del partido Morena, los que roban y mandan y se sienten amos de la nación.
