Irma Hernández Cruz era una maestra jubilada de 62 años, originaria del municipio de Álamo Temapache, Veracruz. Tras su jubilación como docente de la Zona Escolar 041, trabajaba como taxista para complementar sus ingresos, siendo propietaria de dos taxis, uno de los cuales conducía ella misma, con el número económico 554. Era conocida en su comunidad por su dedicación como profesora, dejando un impacto positivo en generaciones de alumnos.
La maestra jubilada, que en teoría debería tener ya su vida resuelta, tenía que seguir trabajando. Irma padeció lo que millones de mexicanos padecen, el abandono del gobierno federal, el cual durante todo un sexenio, el de López Obrador, no combatió a los grupos criminales, sino que les ofreció abrazos en lugar de balazos. Esos grupos criminales respondieron, a la bonhomía imbécil del gobierno, hincando con más fiereza los dientes en contra de los ciudadanos dejados al desamparo. A la maestra la bajaron de su taxi a las 18:30 horas frente al mercado municipal. La bajaron de su taxi sin que los policías pudieran hacer nada y se la llevaron para emitir un mensaje.
El mensaje no sólo fue para los habitantes de Álamo que no quieren pagar “piso”, no sólo para los veracruzanos. El mensaje es para todos los mexicanos, es un mensaje que dice que los criminales no tendrán piedad, a ellos no les importará si sus víctimas son mujeres, adultas mayores, trabajadoras, buenas personas, ellos van por cualquiera que se niegue a pagar “piso”, porque a partir de ahora vivimos en el país que les heredó López Obrador
