Señor García Harfuch, otro día que se le ocurra incautar mini refinerías avise primero a la ingeniera Rocío Nahle, pues esta acción en contra del huachicoleo sólo colocó en el estrado de los medios de comunicación a la inoperable refinería de Dos Bocas. Para colmo la revista Proceso publicó un reportaje que señala que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), encabezada por David Colmenares Páramo, habría realizado auditorías “a modo” al proyecto de la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, uno de los megaproyectos insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Según la investigación, Colmenares acordó con la entonces secretaria de Energía, Rocío Nahle, una “fiscalización preventiva” que revisó únicamente el 0.014% del costo total de la obra, el cual se triplicó con respecto a las estimaciones iniciales. El reportaje destaca que, entre 2020 y 2024, la ASF reportó irregularidades por menos del 1% del gasto multimillonario de la refinería, lo que ha generado críticas por parte de excolaboradores de la ASF. Estos señalan que Colmenares habría negociado con el poder político, comprometiendo la calidad e independencia de las fiscalizaciones.
Entre las acusaciones, se menciona que las auditorías fueron diseñadas para no incomodar al gobierno federal, evitando revisiones exhaustivas como las auditorías forenses, que podrían haber revelado mayores anomalías en la gestión financiera y operativa del proyecto. La Refinería Dos Bocas, cuyo costo final se estima en alrededor de los 21 mil millones de dólares, unos 420 mil millones de pesos mexicanos, ha sido objeto de controversia por sobrecostos, retrasos en su construcción y problemas técnicos. A pesar de las 45 auditorías realizadas por la ASF, la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la empresa KPMG, las observaciones administrativas han sido mínimas y, según Rocío Nahle, todas han sido solventadas. La ASF tampoco ha revisado los contratos multimillonarios que se otorgaron como adjudicaciones directas a empresas de allegados a Rocío Nahle como Juan Carlos Fong Cortés, el primo de su esposo y Arturo Quintanilla Chavira, el hijo de su compadre.
