España sólo tenía que guardar silencio, mantenerse neutral ante una guerra que no era suya, una guerra en la que al final se vio que no había evidencia de armas nucleares en Irak. Pero España se puso del lado de Estados Unidos y sufrió las consecuencias. La participación española en la guerra de Irak, justificada en parte por la lucha contra el terrorismo yihadista ligado a Al Qaeda, se relacionó con los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Estos ataques, perpetrados por una célula inspirada en Al Qaeda, dejaron 193 muertos y cerca de 2 mil heridos, siendo los más graves en la historia de España.
Para muchos quedó claro que la presencia militar española en Irak fue un factor motivador para los terroristas. Tal vez por ello en México se ha levantado una campaña en redes sociales para pedirle a la presidenta Claudia Sheinbaum que frente al conflicto entre Estados Unidos e Irán, haga lo que mejor sabe hacer, “nada”.
Le piden a Sheinbaum que haga lo mismo que ha hecho frente a tanto feminicidio, frente a tanto nepotismo; que haga lo mismo que hizo frente a una elección judicial de “acordeones”, lo mismo que hace frente a los ataques en contra de la libertad de expresión, lo mismo que nace frente a la corrupción en los estados, lo mismo que hace frente al problema del huachicol. Que ni se le ocurra decir nada a la señora, no vaya a ser que los terroristas islámicos vuelvan la mirada a nuestro país.