El trabajo docente requiere dedicación y sacrificio, no es fácil tratar con niños y adolescentes, el maestro debe de reconocer que existe un protocolo que se debe respetar al tratar con menores de edad. Es cierto que todos tenemos derechos, pero también existen responsabilidades y obligaciones que como maestros debemos seguir. El caso del director de la “Prepa Juárez”, quien fuera removido, resulta muy ilustrador, ya que el susodicho director, quien en sus años mozos trabajo bajo el cobijo de la maestra, Xóchilt Osorio en el kilómetro 4.5, y que se mostró como un férreo defensor de la Reforma Educativa de Peña Nieto, ha tenido algunos problemas, debido a que se ha documentado que saluda a los alumnos con beso en la mejilla y a una queja o denuncia de una madre de familia.
Desde luego, el señor director está en su derecho de saludar como le plazca la gana, sin embargo, no debe de olvidar que «hay cosas que son licitas, pero no son ventajosas», refiriéndose a que existen acciones o comportamientos que están permitidos legal o moralmente (son “licitas”), pero que no son beneficiosos o prudentes (no son “ventajosas”).
El director de la “Prepa Juárez” no quiere entender, que no siempre la legalidad o lo que se permite, es lo mejor para uno o para los demás. Las declaraciones de la misma secretaria de educación, señalando que no conoce personalmente al director, pero afirmó que incurrió en conductas indebidas, como “incitar a los alumnos”, en referencia a la protesta que se dio en el centro de la ciudad, no deben de tomarse a la ligera, todo trabajador en el ámbito educativo debe reconocer que hay una línea muy delgada entre el alumno y el docente, y esta, queramos o no, se debe de respetar.
