Desde el sur de Veracruz varias voces nos confiaban que la situación se había puesto muy complicada, “muy caliente”. En medio del proceso electoral empezaron a surgir atentados, asesinatos, levantones, amenazas, todo, nos decían «porque Ramírez Zepeta entregó candidaturas a personajes ligados con el crimen organizado». Un detalle sintomático es que, en el municipio de Las Choapas, de donde es oriundo el dirigente estatal de Morena, Jesús Uribe Esquivel de Movimiento Ciudadano, ganó con más del doble de votos al candidato de Morena, Óscar Reyes Guzmán, impuesto por Esteban Ranmírez Zepeta a pesar de los señalamientos en contra.
Morena, que en los comicios pasados ganó, en solitario y en alianza, 153 municipios, esta vez sólo alcanzó el triunfo en 71 municipios; de hecho, Morena sin alianzas sólo alcanzó a ganar 11 municipios; en coalición con el Partido Verde gana 60, haciendo un total de 71 municipios.
Algunos, para aumentar las cuentas a Morena, agregan los 13 municipios que ganó el Partido Verde en solitario y por ello anotan 84 municipios ganados; pero los triunfos del Partido Verde son del Partido Verde, pues en esos municipios también contendieron candidatos de Morena y perdieron. Dice el dicho que “al perro más flaco es al que se le cargan las pulgas”. En estas elecciones, sin lugar a dudas, el “perro más flaco” resulta ser Esteban Ramírez Zepeta, el “cazachichifos”.