Claudia Sheinbaum, muy a la manera de López Obrador, prefiere ver la paja en el ojo ajeno, que la viga que tiene insertada en su ojo; esa “viga” se llama López Obrador. Ante las declaraciones del expresidente Ernesto Zedillo sobre la muerte de la democracia en México, basado en la reforma al poder judicial y la elección de jueces, magistrados y ministros, la presidenta, muy al estilo de López Obrador, declaŕo: “Ahora resulta que Zedillo es el paladín de la democracia, lo bueno es que el pueblo de México está muy informado”.
Después de eso la presidenta echó a andar toda una maquinaria de represión en contra de Zedillo. Ya el Congreso piensa crear una comisión de investigación del Fobaproa después de 30 años del suceso. Ante esta embestida, el presidente Zedillo no se arredra y responde: “La presidenta ha preferido reiterar, casi textualmente, las falsedades que durante muchos años expresó su antecesor (…) En vez de ella dar sus razones por su desacuerdo con lo que he venido denunciando desde septiembre”.
Zedillo le dice a la presidenta que en lugar de hacer investigaciones inútiles sobre algo que ya se auditó en su momento, debería investigar “la destrucción del aeropuerto internacional de clase mundial para la Ciudad de México que estaba a medio terminar; la refinería Dos Bocas y el Tren Maya”. Concluye Zedillo: “La ciudadanía tiene todo el derecho a saber cuánto costaron y qué beneficios se perdieron con esas gravísimas tropelías de López-Obrador”.
