Murió Fidel Herrera, lo confirma su hijo Javier. Que lo lloren familiares, amigos y los que no lo conocieron. Yo, a manera de necrológica, dire una anécdota

Fidel Herrera
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Muere Fidel Herrera, que lo lloren sus familiares, sus amigos y los que no lo conocieron. 

“Yo no quiero elogiarte como acostumbran los arrepentidos”, dice Jaime Sabines en su poema Tía Chofi. Y no haré eso después de enterarme de la muerte de Fidel Herrera Beltrán, y no lo haré porque ni fui su amigo ni soy su familiar. Muere Fidel Herrera, anuncia su hijo Javier Herrera: “Hace unas horas, mi padre entró en el sueño de la eternidad, y vaya que será eterno. Fue un ejemplo de lucha incansable, liderazgo íntegro y amor profundo. Tocó incontables vidas con su presencia y su palabra. Padre y esposo excepcional, académico brillante y jurista de altura.

Pero, sobre todo, un ser humano generoso en toda la extensión de la palabra. Su luz no se apaga: seguirá siendo faro que ilumine este mundo”. A mí sólo me resta contar una anécdota, a manera de necrológica. Un día estaba en un desayuno con Ignacio Morales Lechuga, su esposa y otros invitados; políticos y periodistas de alto nivel. A Nacho Morales le preguntaron si sabía algo sobre la salud de Fidel y él corroboró lo que decían, que estaba muy enfermo, que tenía cierto grado de parálisis facial. No todos, pero varios de los que estaban en esa mesa empezaron a hablar maravillas de Fidel. Guillermo Ordóñez aprovechó para lanzar una larga perorata elogiosa que me obligó a interrumpirlo. Entonces dije: “Yo, cada que Fidel cumple años le deseo muchos años de vida más… Pero así como está, con gente que le tenga que cambiar el pañal, hundido en su miasma de corrupción. Porque Fidel pudo ser uno de los más grandes gobernadores de Veracruz pero prefirió ser el peor.

El señor nos vendió a los Zetas y por causa de él miles de familias sufrieron la pérdida de seres queridos. Por ello, larga vida a Fidel”. Un exalcalde se me quedó mirando con asombro; de hecho todos me miraban con asombro. El exalcalde dijo: ¡Cuánto odio! Entonces le corregí: “No por favor, no confundas desprecio con odio. Yo no odio a Fidel, simplemente lo desprecio”. Muere Fidel Herrera, que lo lloren sus familiares, sus amigos y los que no lo conocieron. 

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