Fernando Padilla Farfán / Durante siglos, hemos creído que lo que nos define como humanos es nuestra capacidad de crear: el arte, la poesía, la música, la imaginación. Sin embargo, algo extraordinario está ocurriendo. Las máquinas están comenzando a crear también.
Y no se trata solo de imitar. Están generando cosas nuevas: desde pinturas originales hasta poemas conmovedores, desde canciones hasta guiones cinematográficos. Aquello que solíamos considerar exclusivo del alma humana ahora se está transformando en líneas de código.
El avance más notable lleva por nombre inteligencia artificial generativa. Modelos como GPT-4, MidJourney, DALL·E o MusicLM tienen la capacidad de producir textos, imágenes y sonidos inéditos. No se limitan a repetir o recopilar; inventan.
En 2022, un estudio de la Universidad de Oxford reveló que algunas inteligencias artificiales ya son capaces de predecir estructuras narrativas, generar metáforas e incluso ajustar su lenguaje al tono emocional del lector. Por su parte, Google presentó Imagen Video, una IA que logra crear videos realistas a partir de frases abstractas, algo que parecía inalcanzable hace tan solo tres años.
Y entonces surge la gran pregunta:
¿Están pensando?
¿Están soñando?
¿Están, de algún modo, imaginando?
Por el momento, la ciencia nos dice que no. Las inteligencias artificiales no sienten ni poseen conciencia. Pero han desarrollado algo que se asemeja a un intrincado mapa de conexiones, capaz de simular procesos creativos con una velocidad y precisión asombrosas.
Como empresario en los sectores de tecnología y salud, este fenómeno me maravilla y me inquieta. Estamos frente a una nueva frontera. No de máquinas que únicamente realizan cálculos, sino de máquinas que nos devuelven ideas, que nos proponen caminos, que nos invitan a reflexionar sobre quiénes somos y qué es lo que verdaderamente nos define.
¿Es la imaginación aquello que surge sin reglas?
¿O es, más bien, lo que nos conmueve, aunque provenga de un algoritmo?
La filósofa Margaret Boden lo anticipó hace años:
“La creatividad no es una cualidad exclusiva del cerebro humano, sino de cualquier sistema capaz de combinar ideas de formas inesperadas.”
Y eso es, precisamente, lo que las máquinas están logrando.
No sabemos qué nos depara el futuro. Pero lo que ya está sucediendo es suficiente para abrir los ojos y recuperar el asombro. Tal vez, en un futuro cercano, no solo hablemos de máquinas inteligentes, sino de máquinas con… imaginación codificada.
