El lunes de Pascua, día que termina la Semana Santa, el mundo se enteró de la muerte de Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, quien falleció a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano. Su muerte, anunciada por el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell, marcó el fin de un pontificado histórico de 12 años y 39 días, caracterizado por su humildad, su compromiso con los más vulnerables y su impulso reformador en la Iglesia Católica.
Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, Francisco fue el primer papa latinoamericano, el primer jesuita y el primero en elegir el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, reflejo de su devoción por los pobres y la simplicidad. Hijo de inmigrantes italianos, su vida estuvo marcada por experiencias que forjaron su carácter: desde la extirpación de parte de un pulmón a los 21 años debido a una grave infección, hasta su vocación sacerdotal, que lo llevó a ingresar en la Compañía de Jesús. Elegido el 13 de marzo de 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, Francisco asumió el papado en un momento de crisis para la Iglesia, golpeada por escándalos de corrupción y abusos. Francisco abogó por una “Iglesia pobre para los pobres”, criticando las desigualdades del sistema económico global y defendiendo a los migrantes, a quienes llamó “los descartados”.
En el Vaticano, impulsó reformas para transparentar las finanzas, combatir la corrupción y abordar los abusos sexuales, organizando en 2019 una cumbre histórica sobre la protección de menores. Aunque enfrentó resistencias internas y críticas por su postura progresista en temas como la inclusión de la comunidad LGBTQ+ manteniendo la oposición al matrimonio igualitario, pero pidiendo respeto y acogida, su legado es el de una Iglesia más abierta y dialogante. Su salud, frágil desde su juventud, se deterioró en los últimos años. En febrero de 2025, fue internado por una neumonía bilateral que lo mantuvo 28 días en el Hospital Gemelli de Roma. Pese a su débil estado, apareció el 20 de abril para impartir la bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro, en un gesto que sería su despedida. Horas después, se reunió con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, en su último acto oficial. El Papa Francisco deja un vacío inmenso, pero también un mensaje perdurable de esperanza, servicio y amor universal. Su cuerpo será expuesto en la Basílica de San Pedro a partir del miércoles, y el cónclave para elegir a su sucesor se espera para la primera semana de mayo. Mientras Roma suena con campanas de luto, el mundo recuerda a un pastor que, con humildad y valentía, buscó llevar la Iglesia a las “periferias existenciales”. “No te olvides de los pobres”, le dijo el cardenal Claudio Hummes tras su elección. Francisco no lo olvidó.
Descanse en paz Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
