Un día la señora Prestley abandonó a Mario Vargas Llosa harta de los celos del hombre de 86 años. Isabel Preysler, el epítome del snobismo abandonó a un escritor acusado de una intelectualidad esnobista. Algunos críticos acusaban a Vargas Llosa de cierta arrogancia intelectual o elitismo, especialmente por su defensa del liberalismo, su vida cosmopolita entre Europa y América Latina, y comentarios que, en ocasiones, han sido interpretados como despectivos hacia sectores populares o ciertas tradiciones culturales. Por ejemplo, ahí están sus críticas al indigenismo o a movimientos populistas. Muere Mario Vargas Llosa a los 89 años; muere en Lima, Perú, en el país que en 1990 repudió su candidatura presidencial, a la que él pagó con el autoexilio y el desprecio.
Vargas Llosa obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2010, su obra y pensamiento dejaron una huella imborrable en la literatura, la política y la cultura de América Latina y el mundo. Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa creció entre Perú y Bolivia, forjando desde joven una pasión por la literatura que lo llevó a publicar su primera novela, La ciudad y los perros (1963), una obra que revolucionó la narrativa latinoamericana y lo situó como pilar del Boom.
Con títulos como Conversación en La Catedral (1969), La casa verde (1966), Pantaleón y las visitadoras (1973) o La guerra del fin del mundo (1981), exploró la complejidad del poder, la identidad y las utopías, siempre con una prosa lúcida y una mirada crítica sobre la condición humana. Su última novela, Le dedico mi silencio (2023), marcó su despedida literaria tras una carrera de más de seis décadas. Descanse en paz.