Estados Unidos ha implementado aranceles del 104% sobre las importaciones provenientes de China, una medida que marca una escalada significativa en las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Esta decisión, que entró en vigor el mediodía de hoy según la Casa Blanca, podría tener profundas repercusiones económicas, comerciales y geopolíticas a nivel global.
Vale la pena considerar que en la actualidad muchas industrias estadounidenses dependen de los componentes chinos: La industria automotriz, la industria de los teléfonos móviles, la de los semiconductores, circuitos integrados, baterías de litio y pantallas, así como la industria de la comunicación por satélite y ya no se diga la industria que requiere de las “tierras raras”, que se componen de 17 elementos químicos, industria en la que China domina la producción global, con más del 60% de la extracción y cerca del 90% del procesamiento mundial en 2024.
Si bien habrá consecuencias graves para cada país, el gobierno de China no tiene una opinión pública que se levante y reclame a sus mandatarios. En Estados Unidos sí hay una opinión pública que alzará la voz y reclamará a su presidente por esa medida vesánica. Se podría decir que esta vez Donald Trump sí se dio un balazo en el pie.