La mano que mece la cuna gobierna el mundo, es un dicho popular que se hizo famoso gracias al poema de William Ross Wallace en 1865. Esta frase se ha usado para señalar que, en muchas ocasiones, hay alguien que tras bambalinas mueve los hilos para apoyar alguna causa. Los que conocen de política, saben que detrás de la vergonzosa defensa contra un sujeto impresentable como lo es Cuauhtémoc Blanco, estuvo el poderoso pastor de los diputados morenistas, desde luego nos referimos a Ricardo Monreal, quien, ante los medios, da una cara de respeto a la legalidad, pero en lo sótanos de la política, es implacable cuando se trata de defender sus propias causas e intereses.
Sin embargo, lo que resultó verdaderamente patético, fue el apoyo de las diputadas morenistas, quienes coreaban al oído del ídolo de barro de Tepito, “no estás solo”, “yo si te creo”.
Desde luego, tampoco pasó desapercibida la complicidad del presidente de la cámara, nos referimos a Sergio Gutiérrez, quien permitió que el exfutbolista, acusado de violación, subiera a rasgarse las vestiduras, tratando de convencer a los mexicanos de que es una blanca palomita. Ni hablar, los morenistas se tapan con la cobija de la complicidad.