«Una fotografía y unos testimonios». Por «una fotografía y unos testimonios» unos pinches padres de desaparecidos estaban armando un pinche escándalo. Eso dio a entender la presidenta Claudia Sheinbaum sobre lo descubierto en el “Rancho del horror” en Teuchitlán. Conforme pasan los días, se han seguido encontrando más evidencias y testimonios que corroboran lo que en el Rancho Izaguirre ocurría. Decenas de zapatos, bolsas, mochilas, textos escritos, huesos. A pesar de eso La Jornada, el órgano oficial de López Obrador, se atrevió a publicar: «Todo parece indicar que no hay tales hornos crematorios ni chimeneas ni lugar para cenizas. A la primera revisión todo se tambalea. Ojalá sea cierto que no hubo tal barbaridad».
Cuando en realidad todo parece indicar que los horrores narrados sí ocurrieron en ese lugar. Lo grave de todo esto es que desde septiembre de 2024 la Guardia Nacional y el Ejército fueron los encargados de revisar ese rancho. El comunicado del 20 de septiembre de 2024 dice: «En Jalisco, Guardia Nacional y Ejército Mexicano localizan casa de seguridad, rescatan a dos personas y detienen a 10 presuntos plagiarios».
Sin embargo, la GN y el Ejército de López Obrador no vieron las demás evidencias, antes bien las encubrieron. López Obrador y su gabinete de Seguridad se reunían en Palacio Nacional todos los días a las 6 de la mañana. ¿Para qué? Seguramente para decidir qué información daban a conocer y qué información encubrían.