En México pasamos de un asombro a otro, de un horror a otro. Los mexicanos todavía no nos recuperamos del horror de los hornos crematorios en Teuchitlán, Jalisco, cuando nos enteramos de otra forma del horror. A Dionicio Emanuel Álvarez Anonales el entonces gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, lo nombró director del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo. Desde este cargo el sujeto cometió varios fraudes, como la contratación de Alejandro Fernández para un concierto que nunca se realizó; por el concierto se pagó la cantidad de 19 millones de pesos.
Otro de los fraudes fue la venta de terrenos alrededor del lago a precios ridículos. Pues cuando acudieron al domicilio de este colaborador de Cuauhtémoc Blanco, los investigadores se llevaron una tremenda sorpresa. Al entrar a la residencia en uno de los fraccionamientos más lujosos de Cuernavaca encontraron varias ofrendas que contenían cráneos humanos, sangre y partes de animales.
Las ofrendas estaban contenidas en macetas de barro. En ellas también colocaron crucifijos, varas, machetes y plumas de aves. A Dionicio Emanuel Álvarez Anonales se le buscaba por fraude, pues ahora se le busca por desaparición forzada e inhumación clandestina. El sujeto se encuentra prófugo de la justicia; la Fiscalía de Morelos ofrece una recompensa de mil UMAS, es decir unos 113 mil pesos.