Por supuesto que por Alberto Morales, “Beto Gato” y por cualquier otro periodista legítimo vale la pena meter las manos al fuego. Durante décadas Alberto Morales se ha dedicado a burlarse de los políticos corruptos por medio de la caricatura. Y lo hace porque ese es su trabajo, la sátira por medio del dibujo. Y es que las caricaturas son dibujos que satirizan a personas, hechos o ideas. La caricatura es un género periodístico que sirve para persuadir, para expresar una opinión. Desde hace unos años el OPLE y el Tribunal Electoral de Veracruz se han convertido en alcahuetes de mujeres corruptas, mujeres dedicadas a la política y que se han valido de ella para enriquecerse o para cometer abusos en demérito de la ciudadanía. Las mujeres corruptas creen, que por el sólo hecho de ser mujeres, las autoridades electorales están obligadas a cubrirlas con el manto de la impunidad.
Ahora cualquier funcionaria pública corrupta puede acudir a los órganos electorales para denunciar que están siendo agredidas en razón de género; es decir, agredidas por ser mujeres, no por ser corruptas. Elizabeth Morales, la nueva víctima, dice: «Es momento de frenar la violencia contra mujeres en cualquier ámbito en especial de todas las que tienen legítimas aspiraciones políticas; en mi caso siempre me han señalado por temas de mi vida personal con los que pretenden limitar mi crecimiento en el servicio público, así como falsos señalamientos y burlas en medios digitales». Las críticas contra Elizabeth Morales se han ceñido a su trabajo como funcionaria, a su corrupción como servidora pública. Pero es cierto, también que esas críticas se han enfocado en su vida personal. Pero la razón fue que ella metió su vida personal a su trabajo como funcionaria pública.
¿Quién olvida esa declaración de amor, con ramos de flores que le hiciera a Shariffe Osman, entonces su secretaria personal en el ayuntamiento de Xalapa? Elizabeth Morales no ha sido criticada por ser homosexual, para nada. Y eso que ella misma ha exhibido su vida personal en bares y antros acompañada de bellas mujeres. La crítica de “Beto Gato” en sus caricaturas es sátira política que pretende mostrar que la señora Morales ha sido corrupta, arribista y derrochadora.
¿Acaso no nos confirmaron que le compró la candidatura a una diputación local a Vicente Aguilar, líder del PT en Veracruz? Pero el OPLE y el TEV se prestan para victimizar a mujeres corruptas, como también fue el caso de Vania López, la síndica de Córdoba. Por supuesto que metemos las manos al fuego por nuestro amigo “Beto Gato”, cuyo único pecado, y por eso sí se le debería demandar, es por tener a su lado, como amigo, al “Quasimodo” de la CEAPP.