Hasta la mañanera llegó la controversia que se originó en Veracruz con la aceptación de Miguel Ángel Yunes Márquez como militante de Morena. Por supuesto, la gobernadora Rocío Nahle rechazó a Yunes Márquez como militante de Morena, se puso la playera de Veracruz y pidió, como si todos los veracruznos fueran morenistas, que de los veracruzanos no se burlaran. Cuando el tema llegó con Claudia Sheinbaum, la presidenta de México como buena torera, capoteo bien al toro. Su respuesta fue: «Yo creo que se abra el debate, está bien. Eso es algo bueno siempre que se fortalezcan siempre los principios y resguardar el movimiento».
Como todo debate, se tiene que llegar a algún acuerdo. Pero que acuerden entre morenistas, porque ella ha dejado de militar en ese partido desde que es presidenta de México: «Es el partido del cual provengo. Repito, tengo una responsabilidad de conservar el movimiento en términos de un proyecto de nación. Pero ya no me corresponde ser militante de Morena. De hecho, la última vez que estuve en el Consejo Nacional de Morena puse licencia en mi militancia, porque así debe de ser».
En pocas palabras la presidenta dijo, «a mí no me metan en sus chismes». Por supuesto, si quisiera que Yunes Márquez no fuera aceptado en Morena, entonces lo hubiera dicho con toda claridad.