A mediados del siglo XX el veracruzano Adolfo Ruiz Cortines definió de manera precisa lo que era la política para él: «La política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos». Es decir, la política está cargada de sinsabores, de victorias y de derrotas, de encantos y desencantos. Esto ya lo debería saber Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz. Este lunes por la tarde Miguel Ángel Yunes Márquez se afilió a Morena, el partido político en el poder. En su afiliación Yunes Márquez estuvo acompañado de los senadores Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña. Fue Adán Augusto el que le dedicó unas palabras gentiles al converso: «La suma de Miguel Ángel Yunes, en su momento, significó y significa para este movimiento la mayoría calificada que nosotros necesitábamos. Fue Miguel quien dio el paso al frente con firmeza, interés y decisión, y eso es algo que quienes estamos en este movimiento le reconocemos».
Quien no le reconoce méritos a Yunes Márquez es la gobernadora Rocío Nahle, quien apenas se enteró de la conversión de Yunes subió a sus redes sociales: «Pido a la comisión de honestidad y justicia de @PartidoMorenaMx que NO acrediten la membresía como integrante de MORENA a Miguel Ángel Yunes Márquez, por no representar ni contar con los postulados del movimiento de regeneración. ¡¡Los militantes de Veracruz merecen respeto!!»
Para empezar Morena no es un dechado de virtudes y sus postulados han sido violados constantemente. Yunes Márquez no es el primer converso que Morena ha aceptado. A Morena han llegado los estafadores más viles, los violadores más impunes, los corruptos más célebres, y a todos los han recibido con los brazos abiertos.