En México, por meras poses nacionalistas, no se ha apreciado bien la película Emilia Pérez. Muchos mexicanos la han considerado ofensiva, pues creen que distorsiona la problemática del narcotráfico y de las personas desaparecidas. Como si una película estuviera obligada a ser un espejo preciso y perfecto de la realidad. La verdad es que el problema del narcotráfico y de las desapariciones no las va a resolver ni las va a agravar una película. En otros países la película es vista desde otra óptica. Emilia Pérez es una farsa, una comedia que plantea, desde un discurso esperpéntico, una realidad que se vive no sólo en México, sino en muchos países.
En España Emilia Pérez ganó el premio Goya a la Mejor Película Europea. Vale mencionar que la película francesa tiene 10 nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película y mejor actriz protagónica, nominación que cae en la persona de Karla Sofía Gascón, una actriz trans que apenas saboreó la fama, empezó a echar vómito sobre lo que le pusieran enfrente.
De hecho, ante las fuertes polémicas que ha levantado la actriz, ella misma ha preferido no asistir a las premiaciones previas al Oscar, para no dañar más la película. La verdad es que el daño ya está hecho.