La sonrisa que tenía Claudia Sheinbaum mientras María Elena Ríos, la saxofonista agredida con ácido, exponía su situación, es una gran falta de respeto

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La sonrisa que tenía Claudia Sheinbaum mientras María Elena Ríos, la saxofonista agredida con ácido, exponía su situación, es una gran falta de respeto FOTO: WEB

Mientras se llevaba a cabo el acto de inauguración de la carretera Mitla-Tehuantepec, en San Pablo Villa de Mitla, Oaxaca la saxofonista María Elena Ríos Ortiz se subió a la tarima y se dirigió a la actual presidenta de México Claudia Sheinbaum. María Elena expuso la situación respecto a la falta de justicia de parte del gobierno para llevar a cabo su caso. La joven activista señaló que su agresor, quien la roció con ácido en el 2019, está protegido por el gobernador Salomón Jara. María señaló que su agresor Juan Antonio Vera Carrizal fue trasladado de la prisión a un hospital en donde supuestamente está delicado de salud. Sin embargo, la joven señala que todo es una mentira de parte del gobierno e indica que su agresor está recibiendo protección.

El objetivo de María fue hacerle saber a la presidenta lo que estaba ocurriendo. María dijo frente a la mandataria que ya no tenía esperanzas de que se hiciera justicia respecto a su caso, pues a pesar de que desde el año que fue agredida con ácido ha luchado por justicia el gobierno no ayuda. Lo que llamó la atención en todo el momento que María estuvo exponiendo su caso fue la sonrisa que tenía en el rostro Claudia Sheinbaum. Era una sonrisa fuera de lugar, pues como presidenta debía demostrase empática por lo que María estaba relatando.

A pesar de que la joven resaltó que en Oaxaca las mujeres no tienen ni voz ni voto. A pesar de que señaló que su agresor estaba siendo protegido por el gobernador. A pesar de que mientras exponía su caso se le vinieron unas lágrimas de impotencia por la poca justicia del gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum tenía esa sonrisa fuera de lugar. Ante la situación la presidenta no hizo más que sonreír. No dijo ninguna palabra y con esa misma sonrisa poco empática dejó que María Elena Ríos Ortiz se retirara mientras era abucheada por la multitud.

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