En unos cuántos párrafos se puede demostrar que la presidenta Claudia Sheinbaum sigue con venerada sumisión los pasos de su caudillo. Esa sumisión va por delante al rendirle tributo al hombre que le obsequió la presidencia de México. En su discurso de 100 días Claudia Sheinbaum declaró: «Porque los cimientos y la base las puso el mejor presidente, Andrés Manuel López Obrador y a nosotros nos toca consolidar, sumar y avanzar con el segundo piso, con la raíz bien firme y el corazón por delante». Otro aspecto de su sumisión se advierte en la distorsión que hace de la realidad. Sobre la reforma judicial señala que es un hito histórico, pues por primera vez se elegirá “democráticamente” a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial.
Entonces, con todo el afán de distorsionar la realidad expuso en el Zócalo de la Ciudad de México: «Que no haya dudas, el Poder Judicial será autónomo. Si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo, que con la alianza del PRIAN en el año 1995 desaparecieron la Corte y nombraron una nueva a su contentillo. Eso sí era autoritarismo, nosotros somos demócratas y queremos que se termine la corrupción en el Poder Judicial».
También hubo espacio para las utopías que no se alcanzaron, las mismas estrategias fallidas de López Obrador: «Atención a las causas para evitar que las y los jóvenes nunca vean a los grupos delictivos como una opción de vida cuando en realidad es una opción de muerte; fortalecimiento de la Guardia Nacional; inteligencia e investigación; y coordinación». Seis años de programas sociales, seis años de Jóvenes Construyendo el Futuro y el narco sigue reclutando a la juventud de este país para armar sus guerras. 100 días que demuestran que el sexenio de Claudia Sheinbaum será “pan con lo mismo”.