Señala la máxima bíblica: «El que no está de parte mía, contra mí está; y el que no recoge conmigo, desparrama». La embestida mediática en contra del presidente de la Junta de Coordinación Política, Esteban Bautista, dejó muy en claro quienes quieren trabajar con el nuevo gobierno y quienes añoran que las cosas sigan como antes. Un grupo de diputados y diputadas, entre estos la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de Veracruz, llevaron a cabo una campaña de difamación en contra de Esteban Bautista, quien gozaba de toda la confianza de la gobernadora Rocío Nahle. Hasta inventaron que el profesor Bautista había tratado de manera misógina a la gobernadora, cosa que ella misma desmintió.
Muchos legisladores y legisladoras de Morrena, también de partidos de oposición, respaldaron el trabajo del profe Bautista, otros se quedaron callados, guardando un silencio ominoso, esperando la caída del presidente de la Jucopo; pero eso no ocurrió. Sobre este trance comenta el avezado periodista Carlos Jesús Rodríguez: «Lo que, sin duda, quedó claro para el legislador que, seguramente, aprendió la lección, esto es: quienes son sus amigos y quienes se encuentran al acecho buscando un cóncavo para externar sus frustraciones. Finalmente salió ganando el legislador que, ahora, sabrá a quiénes sienta a su mesa, pues Roció Nahle se encargó de desenmascararlos».
Tal como dice la máxima bíblica, «el que no está de parte mía, contra mí está; y el que no recoge conmigo, desparrama». Muchos de los diputados de Morena que se reeligieron, esos que se acostumbraron a la transa y al cochupo, se quedaron esperando el regreso a los tiempos de antes; esos son los que “desparraman”. Lo bueno que ya están bien identificados.