Ese pinche Trump, como perro de vecindario, se la pasa ladrando en todas las calles, en todas las casas, en todos los parques. Primero empezó con un amago a México y Canadá de subir al 25 por ciento los aranceles a los productos de estos países si no hacían algo por detener el tráfico de inmigrantes y el de fentanilo a territorio americano. Después amenazó a los países de Europa con el mismo amago de subir impuestos a las importaciones. Curiosamente, ni con Rusia ni con China se ha metido. La nueva embestida de Trump es en contra de la república de Panamá.
Donald Trump exige una trato justo de las tarifas del canal de Panamá a los navíos americanos, o en caso dado, exigirá que les regresen el canal de Panamá, cuyo control Estados Unidos entregó a Panamá en 1999. Señala Trump: «Las tarifas que cobra Panamá son ridículas, especialmente sabiendo la extraordinaria generosidad que ha sido otorgada a Panamá por Estados Unidos. Esta completa ‘estafa’ a nuestro país cesará de inmediato».
Por supuesto, la respuesta del gobierno de Panamá fue contundente. El presidente panameño José Raúl Mulinó respondió: «La soberanía de nuestro país y nuestro canal no son negociables», y agregó: «Cada metro cuadrado (del canal de Panamá) seguirá siendo nuestro».