Benito Aguas, un asesinato con tintes políticos

Aguas
Benito Aguas: crimen que impacta FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Hernández* / Imposible creer que alguien que dedicó su vida a la lucha social y denuncia de la criminalidad en Zongolica, la región más pobre de Veracruz, no haya sido ultimado por razones de carácter político.

De poco crédito apresurar versiones oficiales que apuntan en contrario cuando alguien como Benito Aguas Atlahua había sido advertido que no se metiera con la criminalidad en el tema del más jugoso negocio en la región, la extorsión a transportistas.

De no creer el tinte político luego de que se entrevistara con una alta autoridad gubernamental para exponer la escalada criminal que rodeaba a las cinco comunidades entre Orizaba y Zongolica en donde operaba el “Cartel de las Grúas”, para luego sucederse el crimen.

Característica típica de las bandas criminales ajusticiar de manera sorpresiva de dos tiros, uno en la cabeza y el otro en el tórax para luego huir el atacante en una moto.

La de Benito fue una muerte anunciada y demos crédito en los reportes noticiosos de la prensa estatal y la municipal que despiertan serias sospechas sobre el asesinato del líder social, quien alcanzó la diputación federal justamente por ello, por su trabajo en favor de su pueblo.

Creamos también en las versiones de la prensa internacional que su sumó en la difusión de la tragedia luego de indagar los orígenes de la misma.

“Fue una comida que terminó a balazos, así mataron al diputado federal Benito Aguas en Veracruz”, publica en sus titulares el diario español El País.

Abunda:

“Ocurrió como suceden tantos ataques armados en México. Llegaron dos hombres al lugar donde otros tantos comían, en la calle. Uno se acercó y disparó. Luego los dos huyeron”.

“Las balas alcanzaron a dos de los comensales. Gritos, incredulidad, llamadas de auxilio. Al final, ambos murieron. Uno era Benito Aguas, diputado federal por Veracruz, del Partido Verde, que apenas contaba 45 con años. El otro era un amigo suyo, constructor, de nombre Agustín Linares”.

Y remata:

“Sus asesinatos fueron dos de los 76 que el país registró el lunes 9 de diciembre, los primeros homicidios de alto impacto de la morenista Rocío Nahle, al frente del Gobierno estatal. No hay detenidos. No se sabe por qué”.

Hoy, a días del atentado, se sabe que hay razones políticas atrás del crimen.

Ya se tiene información del estado de inseguridad recrudecido en los últimos seis años en la llamada zona de las Altas Montañas en donde la gente vive aterrada por la inseguridad en los caminos, por el asalto a transportistas, por el cobro -no de piso- sino de carreteras que están tan en mal estado que son caldo de cultivo para el atraco.

Benito Aguas estaba con cuatro de sus hermanos, y con Linares, en el centro de Tepenacaxtla en el momento de la agresión.

Iban a comer salsa de huevo en el centro de la comunidad, relata Jonathan Puertos, ayudante del diputado asesinado, que desde este jueves ocupa su puesto en la Cámara de Diputados.

“Habíamos recorrido juntos el distrito, los 25 municipios que él representaba en Veracruz… Tenía amigos en todas las localidades, conocidos. Nunca esperamos esta situación”, da cuenta a El País.

Fue entonces cuando llegaron los asesinos. Disparos, huida… “Enseguida me marcó su hermano”, sigue Puertos, sin especificar cuál de ellos, “me dijo:

‘¡Jona, urge que mandes una ambulancia, una patrulla, me acaban de quebrar a mi hermano, le metieron dos tiros y se fueron!’, así me dijo”, añade.

La situación era crítica. Si la sierra de Zongolica es un territorio aislado, pobre, encontrar un hospital que pudiera atender heridas graves como las del diputado se antojaba harto complicado.

El diputado Aguas murió al llegar al hospital de Orizaba.

De él hoy se sabe que días antes del asesinato se entrevistó con una alta autoridad de Palacio de Gobierno en demanda de ayuda.

Llevó testimonios de abusos de autoridad y complicidad con el crimen organizado, así como una advertencia previa contra su persona para que ya no insistiera en el tema.

Benito sabía de las atrocidades en la región ante la indolencia de la autoridad, por ello prefirió contarlo al gobierno entrante.

Es de destacar que, durante su campaña a la diputación federal, solicitó protección y seguridad personal ante el INE al considerar que existían situaciones de seguridad complicadas en la zona, luego de que se registraran varios robos y atentados contra personajes políticos de la región, incluido su contrincante por Movimiento Ciudadano.

Su reclamo no fue atendido.

Aguas Atlahua fue asesinado por personas a bordo de motos; el mismo modus operandi con el que también fueron ultimados algunos de los precandidatos, candidatos, y funcionarios durante el pasado proceso electoral 2024, que, de acuerdo con la investigación Votar entre Balas”, superó a 2021 como año más violento en unas elecciones. con 8 aspirantes asesinados, en los municipios de Cazones, Misantla, La Perla, Cosoleacaque, Úrsulo Galván, San Andrés Tuxtla, Uxpanapa y Tierra Blanca.

El caso Benito se suma a las sospechas a pesar de la versión oficial.

“No hay ningún indicio de que -el asesinato- sea político todavía, no puedo atreverme a aseverar algo de esa magnitud. Vamos a esperar a que se realicen todas las investigaciones”, declaró el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued.

La Fiscalía General de la República, por instrucciones presidenciales, ya tiene el caso en sus manos.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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