Lo que debía ser una celebración comunitaria terminó en tragedia en la provincia de Maguindanao del Norte, Filipinas. Tres personas murieron y al menos 32 resultaron intoxicadas tras consumir un guiso preparado con tortuga marina, una especie en peligro de extinción y protegida por la ley. La comida, organizada en un pueblo costero habitado por indígenas Teduray, incluyó la tortuga preparada como adobo, un plato típico filipino. Sin embargo, lo que parecía un festín se convirtió rápidamente en una pesadilla ya que poco después de la comida, los participantes comenzaron a sufrir vómitos, diarrea y dolor abdominal intenso.
Entre las víctimas mortales se encuentran dos adultos y un niño, cuyos cuerpos fueron enterrados de inmediato, siguiendo las tradiciones locales. El veneno no se detuvo ahí. Animales domésticos que también probaron el guiso, incluidos perros y gallinas, murieron al poco tiempo, lo que encendió alarmas sobre la toxicidad del animal.
Aunque las tortugas marinas son ilegales de cazar, su consumo persiste en ciertas comunidades donde se consideran un platillo de lujo. Sin embargo, las toxinas presentes en algunas de estas criaturas, acumuladas por su dieta de algas contaminadas, pueden ser letales incluso tras la cocción.