La Secretaría de Salud se ha convertido, desde hace varios sexenios en la “cueva de Alí Babá y los 40 ladrones”. Eleazar Guerrero fue el Alí Babá del sexenio que pasó. El señor se sirvió con la cuchara grande. Se valió de empresas fantasma para saquear el presupuesto de salud. Antonio Pola Navarro y Jorge Eduardo Sisniega fueron dos de sus “40 ladrones”. En algún momento uno de los “empresarios” que prestó su nombre para las empresas fantasma nos confesó que a ellos los utilizaban y sólo les daban una parte mínima del recurso saqueado. Una de las promesas de la gobernadora Rocío Nahle está en acabar con la corrupción, pero también con llamar a cuentas a los corruptos.
El nombramiento de Valentín Herrera Alarcón como secretario de Salud es un buen augurio, es una señal positiva que indica que hay voluntad para que las cosas cambien. Al momento de tomar el encargo de la Secretaría de Salud, Valentín Herrera declaró: «(Estoy) comprometido con un sistema de salud transformador para las y los veracruzanos, basado en la empatía y en una visión amplia de justicia social». No pudo elegir mejor sus palabras el nuevo secretario de Salud.
En una dependencia tan importante, que velará por la salud de los veracruzanos, lo que se requiere es empatía, ese sentimiento que nos hace más humanos, esa capacidad, que no todos tienen, para sentir el sufrimiento o la alegría del prójimo. Abordar la salud con la premisa de la empatía habla de una convicción humana por parte de Valentín Herrera, que es tan importante para brindar a los pacientes la justicia social que merecen.