El mensaje fue contundente, estrepitoso y la fiscal espuria lo comprendió. Ella no es bienvenida en el gobierno de Rocío Nahle, y no es bienvenida porque, como ya anotamos, ella hiede a Bola 8, es decir, a traición y corrupción. Ella siempre ocupó un lugar inmerecido, por eso siempre fue una fiscal espuria. Fue Eric Cisneros, entonces secretario de Gobierno y Juan Javier Gómez Casarín, presidente de la JUCOPO, los que operaron para tumbar de la fiscalía a Jorge Winkler y así poner a una mujer sin experiencia, sin profesionalismo, cuya única “virtud” que poseía era la lealtad hacia lo corrupto.
Después de que el diputado Diego Castañeda lanzara la iniciativa para que el periodo de Verónica Hernández Giadáns en la fiscalía se redujera de 9 a 4 años, ella comprendió que lo mejor era salir huyendo de ese lugar.
Es por ello que ha trascendido la renuncia de la fiscal espuria, la cual se haría efectiva este 30 de noviembre, un día antes de que Rocío Nahle tome protesta como gobernadora de Veracruz. Pero no la pierdan de vista porque la señora deja muchos pendientes, deja muchas irregularidades y delitos que la podrían llevar a la cárcel.