Bernardo Gutiérrez Parra / En su columna de ayer el periodista Quirino Moreno escribió: “Para quienes han estado expectantes acerca del futuro inmediato del gobernador Cuitláhuac García Jiménez… resulta que está en la lista de futuros embajadores para El Vaticano como primera opción; la segunda opción es la embajada en Finlandia y la tercera es la de Embajador de México en Kenia”.
Órale.
En caso de que el trascendido sea verdad, no veo a Cuitláhuac como Embajador en El Vaticano. Y es que a pesar de su ateísmo, la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido respetuosa con las Iglesias, en especial con la católica. Y nombrar a semejante espécimen sería una afrenta no sólo para el Papa Francisco, (Jefe del Estado Vaticano) sino para el 78 por ciento de los mexicanos que profesan la fe católica.
Finlandia es un país de 6 millones de habitantes que jamás ha tenido un diferendo con México y menos desde el 2 de octubre de 1936 en que establecieron relaciones diplomáticas. Pero vería como una agresión a su integridad si le mandan a Cuitláhuac de embajador.
Lo mismo sucedería con Kenia cuyo presidente William Ruto, considerado uno de los mandatarios más demócratas de África, respingaría con vehemencia y probablemente tomaría el teléfono para decirle a Claudia: “Si nosotros jamás hemos alterado el entorno de México y los mexicanos, ¿por qué, señora Presidenta, quiere alterar usted el entorno de Kenia y los kenianos?”
Y es que no se trata de enviar así como así a otro país a un sujeto o sujeta para deshacerse de él. Hay que contar con el beneplácito de la nación anfitriona. Y no creo que El Vaticano, Finlandia o Kenia quieran tener a un indeseable en su territorio, ni siquiera como turista.
Salvo tu mejor opinión lector, estoy seguro que el trascendido salió del mismo Palacio de Gobierno. Cuitláhuac García sabe que hizo un trabajo deplorable como gobernador y tiene muchas cuentas por pagar. De ahí que buscara infructuosamente quedar en el gabinete legal de Claudia Sheinbaum para obtener la inmunidad que necesitará en el futuro, pero la doctora ni lo volteó a ver.
Ahora estaría buscando inmunidad diplomática a ver si pega. Pero se ve muy cuesta arriba.
El tipo se ha convertido en un dolor de cabeza porque literal, nadie lo quiere. No lo quiere Claudia Sheinbaum, no lo quiere Rocío Nahle; no lo quieren en Morena, nunca lo quisieron en Veracruz y cientos de veracruzanos lo quieren, pero en el bote.
El único clavo al que se estaría agarrando se llama Andrés Manuel López Obrador que podría conseguirle la embajada. Pero…
¿Es justo proteger de esa manera a un sujeto represor, autoritario, arbitrario, corrupto y déspota que abusando de su poder envió a prisión a miles de veracruzanos, dejó en el desamparo a miles de mujeres violentadas y a los familiares de los desaparecidos? ¿A un sujeto que deja de herencia calles y carreteras destartaladas, clínicas rurales que no funcionan y multimillonarios chanchullos en la Secretarías de Salud, Seguridad Pública y la SIOP?
En lo personal no creo que Claudia Sheinbaum premie con una embajada (por pinchurrienta que sea) a Cuitláhuac García, porque estaría dando al traste con la de por sí, devaluada diplomacia mexicana.
Pero por otra parte, la oportunidad está que ni pintada para que Morena haga una purga como las que hacía el PRI en sus tiempos de gloria y denuncie por varios delitos y lleve ante un juez al ingeniero mecánico, con lo que se ganaría el aplauso de la raza.
Después de todo y aunque lo nieguen; del PRI vienen y hacia el PRI van.