Edgar Hernández* / Termina el imperio de la cofradía de la mano caída para dar paso a un matriarcado importado por Morena de Zacatecas.
Llega a su fin un malhadado gobierno cuya principal característica fue la corrupción.
Siempre de la mano del abuso de poder dio paso a 14 Cárteles delincuenciales, nunca se perdió el primer lugar en feminicidios, ni em el encarcelamiento de presos políticos.
Veracruz siempre primero.
Vaya hasta en baches ganamos a nivel nacional con 2 mil 300 kilómetros de hoyancos en calles, carreteras y caminos vecinales.
El gobierno de Cuitláhuac siempre fue fino para destacar en todo.
Siempre en los primeros sitios: el peor gobernador de la república; primero en muertes violentas con más de 8 mil caídos en el sexenio y puntero en la muerte a periodistas con 27 crímenes sin aclarar.
Gracias a su abuela doña Manuela y sus maridos, gracias a don Atanasio y sus amores furtivos y gracias a sus exigentes consanguíneos fue posible construir una historia para ser los primeros en nepotismo que rebasó la meta de 37 familiares en posiciones de poder y dinero.
Entre ellos destacaron la media hermana Dorheny y el primo Eleazar Guerrero ya mismo investigado por la DEA y el FBI por lavado de dinero en Hong Kong.
Es un dinero que lleva la etiqueta de Cuitláhuac.
Este domingo se va quien cobró fama como el primer gobernador danzarín, no así como buen gobernante al dejar al “pueblo bueno” una deuda que ya mismo no se sabe si es de 66 mil millones de pesos o 82 mil millones a pagar en los siguientes 30 años.
De todas maneras, es un chingo de billetes, todos prestados.
En la salud, educación y seguridad pública la herencia de la corrupción fue marcada por el sello de la casa. Fue algo así como “el que hace la mano hace la tras”.
El 80 por ciento de los municipios con observaciones por desvíos y sospechosos presupuestos sin comprobar, ya no digamos los 300 millones que dejó el anterior Fiscal General, Jorge Winkler que nomás no aparecen.
Fue inédito lo que sucedió a Veracruz en los últimos seis años y eso que nos tocó un “Honesto”, según el “Cacas” quien llegó a calificar a Cuitláhuac de “Bendito”, un bendecido a quien no bastó el “Año de Hidalgo” ya que ahora es ahora el “Año de Carranza” porque el de Hidalgo ya no alcanza.
Y para no varían tocará a la ciudadanía pagar los platos rotos.
Nuevos mandos habrán de llegar acompañados de una luz de esperanza, sin embargo, como se dice en el pueblo “La mula no era arisca, la hicieron a palos”.
Dejar ir cabezón a Cuitláhuac será imperdonable para el nuevo régimen estatal.
La rendición de cuentas es imponderable.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo