En un campamento camuflado entre arbustos, las autoridades aseguraron un arsenal que incluía un rifle Barrett calibre .50, siete fusiles AK-47 y chalecos balísticos. Mientras tanto, en Caborca, un cateo llevado a cabo por la Fiscalía General de Justicia permitió clausurar un taller clandestino donde el crimen organizado preparaba vehículos blindados. Entre los hallazgos más destacados figuró un Jeep Gladiator modificado, además de cientos de cartuchos y cargadores.
La tecnología tampoco escapó de la acción policial. En Cajeme, al sur del estado, la Marina y la Amic desmantelaron 11 cámaras de vigilancia colocadas ilegalmente en postes de telefonía y electricidad. Estas cámaras, utilizadas para monitorear movimientos de las autoridades, representaban un sistema de inteligencia ilegal que ahora está fuera de juego.