Lo que debió ser una fiesta del fútbol terminó en caos. La Concacaf tomó medidas contundentes tras los incidentes ocurridos en el encuentro entre Honduras y México, donde los catrachos vencieron 2-0 al equipo mexicano. Al término del partido una lata de cerveza lanzada desde las gradas impactó al técnico del Tri, Javier Aguirre, provocándole una herida en la cabeza que encendió las alarmas. La confederación reaccionó con firmeza; Honduras deberá pagar una multa económica y jugará su próximo partido a puerta cerrada.
Sin embargo, la controversia no terminó ahí. Concacaf también abrió una investigación contra Aguirre, acusado de responder con insultos y señas obscenas a los aficionados hondureños. El técnico mexicano minimizó el incidente en rueda de prensa previa al partido de vuelta en México, pero dejó en claro que cumplirá cualquier resolución.
“Son cosas que pasan en el fútbol”, afirmó, mientras las redes sociales y el mundo deportivo siguen debatiendo sobre el lamentable episodio. Este hecho pone nuevamente sobre la mesa el problema de la violencia en los estadios y la responsabilidad compartida de jugadores, entrenadores y aficionados para erradicarla.