La familia, presa de la desesperación, denunció su desaparición y difundió su búsqueda en redes sociales. Sin embargo, el caso tomó un giro insólito cuando las autoridades lo localizaron en San Martín Texmelucan, en aparente buen estado. Durante su declaración, Esaú admitió que había fabricado la historia para disfrutar más tiempo con sus amigos y evadir responsabilidades. Este engaño indignó a su familia y a la sociedad, que cuestionaron su falta de empatía y el desperdicio de recursos públicos destinados a su búsqueda.
La Fiscalía General del Estado investiga posibles cargos contra Esaú, ya que simular un secuestro puede acarrear hasta 16 años de prisión según la ley mexicana. Este caso subraya la importancia de tratar con seriedad las denuncias de desaparición y secuestro, pues estas acciones desvían esfuerzos que podrían salvar vidas en verdaderas emergencias.