Por ello, y ante la insistencia de Trump de combatir a los cárteles de la droga mexicanos y a sus cómplices, todo indica que el primer pez gordo por el que irán será Rubén Rocha Moya. Es Rocha Moya o es López Obrador, dicen algunos comunicadores, y por supuesto, si le ponen en la mesa esa negociación a Claudia Sheinbaum, no dudará en entregar la cabeza de Rocha Moya.
Claro, Marco Rubio preferiría que el gobierno de México entregara al expresidente López Obrador, al que acusó en su momento de haber entregado territorios al crimen organizado. Pero de momento, Rocha Moya podría ser un buen trofeo para Donald Trump, quien con ello legitimaría su mandato como un presidente que sí combate al crimen organizado.