Edgar Hernández * El negocio del siglo en el gobierno de Cuitláhuac García fue, sin duda, el de las grúas, pero no menos recaudación millonaria se logró con las extorsiones y abusos de poder de una policía de convertida en juez y parte.
El terror total.
Al cierre del sexenio el bisne alcanzó proporciones multimillonarias.
Alcanzó para el reparto en Palacio de Gobierno, comandantes y jefes de área, para el administrativo y la policía de a pie y patrulleros.
Desde luego que la tajada mayor fue para los patrones de la Secretaría de Seguridad Pública.
Basta sumar las semanas, meses y los seis años de un gobierno en donde hoy descubrimos que Cuitláhuac fue un atarantado para gobernar, pero nada pendejo para los negocios, para darnos cuenta del gran negocio que resultó.
Todavía hace unos días escuchábamos el reclamo ciudadano manifiesto en lugares públicos y en las mesas familiares en torno a crudas historias de extorsión como la de un joven jalapeño víctima del atraco policiaco y de los grueros el pasado fin de semana.
Esta es una historia de tantas.
Arturo “N” Salió de casa de su tío rumbo a su domicilio en el centro de la capital. Antes decidió parar a cenar algo en la zona de los Lagos generalmente concurrida por cheleros, estudiantes y enamorados, particularmente los fines de semana.
Llegó a una fonda cualquiera en su auto no de modelo reciente, echó unas gordas y decidió irse a su casa cuando apenas pasaban las 9 de la noche.
Ya cerca de su domicilio, en plena avenida Avila Camacho fue detenido por dos patrullas y una grúa con todo un despliegue de sirenas, altavoces y cerrándole el paso.
En un momento nuestro relator creyó que estaban persiguiendo hijo de “El Mayo”, pero no, el operativo era dedicado para él quien intimidado solo acertó a esquinarse.
Sin más le dijeron que tenía aliento alcohólico y que sospechaban traía droga por lo que procedieron a una minuciosa revisión de su auto que terminó con el arrastre de la grúa al corralón y el espantado muchacho a San José.
Ya en el cuartel le preguntaron si tenía a alguien influyente o de Morena que abogara por él a lo que respondió de manera negativa y solo pidió le hicieran el examen médico para comprobar que no había injerido alcohol y que si había cometido una falta de tránsito se procediera.
Y se procedió, pero al estilo SSP.
Lo llevaron a una apestosa celda de dos por dos donde había no menos de 20 jóvenes todos con arrestos similares.
A todos les pidieron mordida para no ficharlos de “Sólo 20 mil pesos; llamen a sus padres y tienen toda la noche para juntar el dinero, se acepta débito”, les advertían.
La mayoría fueron fichados y liberados hasta la noche del domingo.
Otros, los que se pusieron más perros al reclamar justicia los soltaron hasta el lunes fichados y con sus autos en el corralón.
Por grúa, arrastre y espacio de corralón 12 mil pesos cantidad que día a día se incrementaría.
Y todo fuera como pagar el mismo lunes, pero no.
Para sacar el auto debes mostrar la factura, el pago del equivalente de la tenencia, demostrar no tener infracciones, verificación vigente y cuidado el auto no sea tuyo porque no te lo devuelven.
Para el afectado de nuestra historia solo hubo un afortunado consuelo.
Luego de ser detenido y darse en cuenta que al momento de ficharlo lo iban a cachear pidió ir al baño en donde guardó en sus calcetines 40 mil pesos que le había dado el tío horas antes para que pagara la raya de los trabajadores del pariente al día siguiente.
Salvado el dinero, solo quedó la amargura de las multas, pasar dos noches en una fría celda con una veintena más, el haber quedado fichado y dar gracias a Dios de que el corrupto gobierno de Cuitláhuac García en unos días se iría.
Y como esa historia del joven abusado por la autoridad, muchas más se cuentan donde los abusos de autoridad son el pan de cada día, particularmente los fines de semana en los cuales los chavos salen al antro para enfrentar la noche de los retenes.
A lo largo del sexenio nos hemos enterado del cruel abuso gansteril de propietarios de grúas en donde acaso atrás de todo en negocio está el hijo de Eleazar Guerrero, primo de Cuitláhuac.
De enterarnos del monstruoso negocio de los corralones en contubernio con la Dirección de Tránsito del Estado y de las “Acciones turbias delincuenciales de propietarios de grúas prohijadas desde el gobierno estatal por fenecer, en perjuicio de la economía de miles de conductores veracruzanos o de otros lares”.
“Cuitláhuac García no combatió esa lacra depredadora, o quizá le convenía no exterminarla por complicidad”, tal como escribe acreditado columnista.
“Ante este panorama se vislumbra que las componendas del motejado como el “Cártel de las Grúas”, en el gobierno de Nahle ya no tendrá cabida, tampoco sus cómplices, aunque estén unidos todos y hechos bolaocho”.
El Cartel de las Grúas tiene vigencia hasta dentro de dos semanas y obliga la pregunta ¿Qué pasará con el negocio con la nueva administración gubernamental?
¿A las policías, estatal y municipal, se les retirará el “Acuerdo” -no escrito- que las facultó para asumir funciones de tránsito, investigadores de propiedad vehicular, autoridad hacendaria, peritos de Medio Ambiente y “Personal médico anti-brindis”?
Por lo pronto el próximo secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, adelantó que se gobernará para todos “con honradez, sin engaños ni vaciladas”.
Tiempo al tiempo.