En un audaz avance médico que desafía los límites de la ciencia y la ética, un equipo de cirujanos en China completó con éxito el primer trasplante de cabeza humana en un cadáver. Dirigido por el doctor Xiaoping Ren en la Universidad de Medicina Harbin, el procedimiento de 18 horas marcó un hito al lograr reconectar con éxito la columna vertebral, los nervios y los vasos sanguíneos de un cuerpo humano, preparando el terreno para intervenciones en pacientes vivos. La noticia fue revelada en Viena por Sergio Canavero, neurocirujano italiano y defensor de la técnica, quien ya tiene a su primer candidato; Valery Spiridonov, un ruso de 30 años que padece una grave atrofia muscular.
Canavero aseguró que el trasplante en cadáveres humanos demuestra el potencial de esta técnica para cambiar la medicina regenerativa y extender la vida. “Si podemos dar a una persona un nuevo cuerpo, ¿hasta dónde podemos llegar?“, comentó. Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar.
Especialistas alrededor del mundo han planteado dudas serias sobre los riesgos de este procedimiento en humanos vivos, advirtiendo que el proceso de adaptación a un cuerpo nuevo podría resultar “mucho peor que la muerte”. Además, en Europa y Estados Unidos, esta intervención aún es ilegal, lo que ha hecho de China el único refugio para una operación que podría revolucionar la medicina o desatar una controversia global sin precedentes.