El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos es un síntoma de cómo está el pueblo americano; un síntoma de su manera de pensar, de su actuar y de su incapacidad para reconocer la verdad de la mentira. Donald Trump, siendo un delincuente juzgado, llegó a la presidencia del país más poderoso del mundo; eso debería dar miedo. Pero a los americanos les da esperanza. El mismo Donald Trump ya dijo que él no será un dictador, bueno sí, pero sólo el “día 1” de su gobierno. Para ese día ya tiene una lista de labores que realizará.
Anota la revista proceso sobre esas acciones del “día 1”: «Su lista incluye iniciar la deportación masiva de migrantes, revertir las políticas de la administración del presidente Joe Biden sobre educación, remodelar el gobierno federal despidiendo potencialmente a miles de burócratas que —según él— trabajan secretamente en su contra, e indultar a las personas que fueron arrestadas por participar en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 en protesta porque Trump no ganó las elecciones pasadas».
Por supuesto, el señor también borrará sus culpas, limpiará su pasado y de ser posible, convertirá en culpables a sus víctimas de acoso, entre ellas a Stromy Daniels, quien lo acusó de pagarle dinero para que callara sobre las relaciones sexuales que mantuvieron. Ese es el presidente que escogieron los americanos.