Aunque no haya razón para cerrar el paso, aunque eso provoque molestias y caos a centenares de automovilistas y transeúntes, al empleado no le importa, porque ese conito le da un poder que puede ejercer sobre los demás. En Xalapa, durante los trabajos que se realizaron por meses a un lado de la Estancia Garnica, de manera arbitraria los trabajadores redujeron, con esos conitos, el paso a un solo carril, lo que provocó caos en varios kilómetros a la redonda. Los que vivieron ese caos aseguran que les tomó más de una hora llegar de la zona de Plaza Cristal a Plaza Américas.
El caos se extendía hasta las calles de 20 de noviembre, avenida Américas y calles de las colonias aledañas. Uno de los requisitos que se les debería pedir a los contratistas de obra pública es evitar molestias innecesarias, buscar la manera de estorbar lo menos posible, encontrar la manera de trabajar sin causar tanta molestia a la ciudadanía. Pero no lo hacen, tal parece que estorbar en México se ha convertido en un deporte nacional.