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En México estorbar se ha convertido en un deporte nacional. Un llamado para los trabajadores de obra pública y contratistas

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En México estorbar se ha convertido en un deporte nacional. Un llamado para los trabajadores de obra pública y contratistas FOTO: WEB

Hay personas que sólo nacieron para estorbar, que les encanta estorbar, que se les da estorbar, que sienten que su propósito en la vida es estorbar. Para ellos se forjó el siguiente dicho: “Mucho ayuda el que no estorba”. Pero esas personas no entienden, porque estorbar es un poder que sin mucho esfuerzo pueden ejercer. En todas las administraciones, municipales, estatales o federales, hay trabajadores de obras públicas que hasta se han conseguido una herramienta para estorbar de manera institucional. Por ejemplo, un empleado que trabaja en una obra pública pone un conito naranja en medio de la calle y ya nada ni nadie puede pasar por ahí.

Aunque no haya razón para cerrar el paso, aunque eso provoque molestias y caos a centenares de automovilistas y transeúntes, al empleado no le importa, porque ese conito le da un poder que puede ejercer sobre los demás. En Xalapa, durante los trabajos que se realizaron por meses a un lado de la Estancia Garnica, de manera arbitraria los trabajadores redujeron, con esos conitos, el paso a un solo carril, lo que provocó caos en varios kilómetros a la redonda. Los que vivieron ese caos aseguran que les tomó más de una hora llegar de la zona de Plaza Cristal a Plaza Américas.

El caos se extendía hasta las calles de 20 de noviembre, avenida Américas y calles de las colonias aledañas. Uno de los requisitos que se les debería pedir a los contratistas de obra pública es evitar molestias innecesarias, buscar la manera de estorbar lo menos posible, encontrar la manera de trabajar sin causar tanta molestia a la ciudadanía. Pero no lo hacen, tal parece que estorbar en México se ha convertido en un deporte nacional.

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