“Uno ya no puede ni venir a comprar cosas porque te cristalean aquí mismo”, lamentó el jugador, visiblemente afectado por la situación. A pesar de la rotura de los cristales, Marín se sorprendió al descubrir que no le habían robado nada del interior de su auto.
“Aparte, no se llevaron nada, solo hicieron la maldad”, comentó, reflejando la frustración que sienten muchos ciudadanos ante la creciente ola de delitos en la ciudad. La llegada de elementos de la Policía Municipal de Guadalajara al lugar no logró calmar la indignación del jugador, quien enfatizó que actos como este afectan la vida cotidiana de los tapatíos.